Apártate, mamá tigre. Los papás pueden desempeñar un papel incluso más significativo en el desarrollo de unos niños felices y bien ajustados que las mamás, indica un estudio reciente.
Justo a tiempo para el día del padre, los hallazgos de una revisión a gran escala de la investigación iluminó la forma en que la aceptación y el rechazo parentales pueden afectar las personalidades de la progenie incluso en la adultez avanzada.
"En nuestros 50 años de investigación en todos los continentes menos Antártica, hallamos que nada tiene un efecto tan potente y constante sobre el desarrollo de la personalidad como ser rechazado por uno de los padres (sobre todo el papá) en la niñez", señaló el coautor del estudio Ronald Rohner, director del Centro para el Estudio de la Aceptación y el Rechazo Interpersonales Ronald y Nancy Rohner de la Universidad de Connecticut, en Storrs.
El estudio, publicado en una edición reciente de la revista Personality and Social Psychology Review, analizó 36 estudios de 1975 a 2010 en que participaron casi 1,400 adultos y 8,600 niños de 18 países. Los niños tenían entre 9 y 18 años de edad, y los adultos entre 18 y 89.
Todos los estudios incluidos en la revisión contenían una evaluación de siete rasgos de la personalidad considerados esenciales para lo que se conoce como la "teoría de aceptación-rechazo parental".
Esos rasgos (agresividad, independencia, autoestima positiva, auto adecuación positiva, capacidad de respuesta emocional, estabilidad emocional y visión positiva del mundo) se evaluaron usando cuestionarios autorreportados. Se preguntó a los participantes sobre el grado de aceptación o rechazo de sus padres durante la niñez, y sobre sus propias características o tendencias de personalidad.
"El estudio muestra una potente relación entre esos siete rasgos y la experiencia de sentirse aceptado y querido por los padres", señaló el Dr. John Sargent, profesor de psicología y pediatría de la Facultad de Medicina de la Universidad de Tufts y jefe de psiquiatría infantil y adolescente del Centro Médico Tufts, en Boston.
"Lo realmente importante para los niños es saber que sus padres los aceptan", enfatizó Sargent.
Rohner, autor del estudio, dijo que los papás podrían tener un mayor impacto sobre la personalidad de un niño porque los niños y adolescentes prestan más atención al progenitor que parece tener un mayor poder, o influencia, interpersonal en la jerarquía de poder familiar.
Apuntó que cuando se percibe que el papá tiene más poder, aunque pase menos tiempo con los hijos, puede tener un mayor impacto. Esto se debe a que sus comentarios o acciones parecen destacar más notablemente. Esto es a pesar de que, en todo el mundo, las mamás tienden a pasar más tiempo con los niños que los papás.
Aunque no es una causa aceptada de problemas identificables de la personalidad, la aceptación no necesariamente confiere beneficios particulares. "Desafortunadamente, los humanos respondemos de forma más dramática a las cosas negativas", lamentó Rohner. El rechazo predice un conjunto específico de resultados negativos, como hostilidad, autoestima baja y negatividad, mientras que sentirse querido y aceptado no se asocia tan de cerca con ningún resultado positivo en particular, explicó.
No hubo diferencias en la importancia observada del amor del papá en las niñas, frente a los niños.
El estudio no establece una conexión causal entre las personalidades de los respondientes y las percepciones de ser aceptados o rechazados.
Rohner dijo que la investigación muestra que la sociedad tiende a enfatizar demasiado el impacto de las mamás sobre los niños, culpándolas con frecuencia de rasgos de la personalidad o conductas problemáticas, incluso en la adultez. "Debemos comenzar a dar más crédito a los papás, y a ponerlos en condiciones de igualdad con las mamás respecto a su impacto sobre los niños", afirmó.
"Nuestro trabajo debe animar a los papás a realmente involucrarse en la atención amorosa de sus hijos a una edad temprana", enfatizó Rohner. "A sus hijos les irá mucho mejor".
Fuentes: Ronald P. Rohner, professor emeritus and director, Ronald and Nancy Rohner Center for Interpersonal Acceptance and Rejection, University of Connecticut, Storrs, Conn.; John Sargent, M.D., professor, psychology and pediatrics, Tufts University School of Medicine, and chief, child and adolescent psychiatry, Tufts Medical Center, Boston; May 2012 Personality and Social Psychology Review
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