"Adelgazar apenas el 5 por ciento del peso inicial tuvo un efecto significativo", dijo la autora principal, doctora Anne McTiernan, del Centro de Investigación del Cáncer Fred Hutchinson, Seattle, Washington.
"Esa es una noticia muy promisoria para las pacientes porque nos dice que las mujeres no tienen que adelgazar demasiado para obtener un gran beneficio en la salud", agregó.
El equipo de McTiernan utilizó los datos del ensayo aleatorizado Nutrition and Exercise for Women.
La idea fue evaluar cómo intervenciones para adelgazar (reducción de calorías y ejercicio aeróbico moderado a intenso) influían en las hormonas sexuales en sangre (resultado primario), la insulina en ayunas, la proteína C-reactiva, la adiponectina y la leptina, que son biomarcadores potenciales del riesgo de desarrollar cáncer.
El objetivo de esos programas para modificar el estilo de vida era reducir el 10 por ciento el peso corporal en seis meses, con un mantenimiento de 12 meses.
El estudio incluyó a 421 mujeres de entre 50 y 75 años (IMC promedio de 30,9 kg/m2).
A los 12 meses, el grupo control había adelgazado el 0,6 por ciento del peso corporal, comparado con el 11,9 por ciento en el grupo tratado con dieta más ejercicio. Las mujeres que sólo habían hecho dieta adelgazaron un 10,8 por ciento del peso y las que sólo habían hecho ejercicio, un 3,3 por ciento.
La combinación de la dieta más el ejercicio fue lo que más redujo los niveles de estrona (11,1 por ciento), estradiol (20,3 por ciento), estradiol libre (26 por ciento) y testosterona libre (15,6 por ciento), y más aumentó la globulina ligante de hormonas sexuales (25,8 por ciento), aunque también se obtuvieron cambios significativos sólo con la dieta.
Los cambios con el ejercicio únicamente fueron menores.
La insulina en ayunas y la proteína C-reactiva disminuyeron significativamente en los grupos tratados con dieta y dieta más ejercicio.
La leptina se redujo significativamente en todos los grupos tratados con una intervención, mientras que la adiponectina aumentó significativamente con dieta y dieta más ejercicio.
A mayor pérdida de peso, mayor reducción de los niveles de estrona, estradiol, estradiol libre y testosterona libre, y mayor aumento de globulina ligante de hormonas sexuales.
La incidencia de las lesiones musculoesqueléticas no variaron entre los grupos tratados y el grupo control, pero la densidad mineral ósea se redujo significativamente en todos los grupos tratados, pero no en el grupo control.
"Para las mujeres con sobrepeso y obesidad, adelgazar es otra opción para reducir en el largo plazo el riesgo de desarrollar cáncer mamario", concluye el equipo.
"Recomendaría el programa combinado porque observamos que tuvo el mayor efecto en los biomarcadores del cáncer mamario, pero también porque les permitió adelgazar un poco más a las participantes", dijo McTiernan.
"Además, muchos estudios habían demostrado que el ejercicio permite mantener la pérdida de peso por más tiempo", agregó.
En un editorial sobre el estudio, las doctoras Jennifer A. Ligibel, del Instituto de Oncología Dana-Farber, Boston, Massachusetts, y Pamela J. Goodwin, de la Universidad de Toronto, Ontario, Canadá, coinciden en que se necesitan estudios bien diseñados.
"En especial sobre el adelgazamiento, esos ensayos deberían estar orientados a obtener resultados oncológicos relevantes en el cáncer mamario y deberían poder explicar mecanismos biológicos claves", dijeron.
"Esos ensayos tendrían que modificar la práctica si se descubren efectos beneficiosos y revelan vías complejas de la carcinogénesis mamaria y el avance tumoral", agregaron.
Fuente: Journal of Clinical Oncology, online 21 de mayo del 2012
No hay comentarios:
Publicar un comentario