El Día Internacional de Acción por la Salud de la Mujer tuvo su origen el 28 de mayo de 1987 en el V Encuentro Internacional Mujeres y Salud, fecha designada para abordar las diversas causas de enfermedad y muerte que enfrentan las mujeres y que siguen vigentes aun en nuestros días. Una de ellas es la mortalidad materna, en el que un retraso de apenas unas horas puede determinar la diferencia entre la vida y la muerte.
La mortalidad materna es un indicador de la calidad de vida de la población. Sobre todo en nuestro país donde la pobreza supera el 30% , el presupuesto asignado a Salud equivale solo al 2% del PBI y el 35% de las mujeres rurales -de 15 a más- son analfabetas . Según el reciente Informe Mundial de Unicef, las mujeres de los países pobres tienen 300 veces más posibilidades de morir durante el parto o por complicaciones derivadas del embarazo, que las de naciones industrializadas.
Asimismo, un reciente informe (Women Deliver, 2010), revela que estamos entre los cuatro países con niveles más altos de mortalidad materna en América Latina y El Caribe, junto a Bolivia, Haití y Guatemala . La reciente Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (ENDES, 2009) presenta una tasa de mortalidad materna de 103 por 100,000 nacidos vivos.
A lo largo de 32 años de experiencia institucional, hemos comprendido que, así como coexisten distintas mujeres, deben implementarse diferentes estrategias, acciones y alianzas orientadas a la construcción de mejores condiciones de vida para ellas. Ninguna mujer debería morir dando vida.
Finalmente, como país, tenemos el compromiso de alcanzar en el 2015 el quinto Objetivo de Desarrollo del Milenio (ODM): Mejorar la salud materna, cuyas metas se pueden lograr con una decidida voluntad política e inversión financiera. Recordemos que la pobreza es una causa implacable y abrumadora de enfermedad, y la mala salud empuja irremediablemente a las mujeres y sus familias hacia una pobreza más profunda.
Fuente: manuela.org.pe
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