Investigadores italianos dieron seguimiento a 138 niños entre los ocho y once años de edad que tomaron pruebas de agudeza mental bajo una serie de condiciones, que a veces incluían actividad física y a veces no.
"Con frecuencia, los maestros afirman que los estudiantes pierden la atención y la concentración con periodos prolongados de instrucción académica", señaló en un comunicado de prensa la primera autora del estudio Maria Chiara Gallotta, de la Universidad de Roma. "Los elementos claves del aprendizaje, especialmente importantes durante el desarrollo, son la atención y la concentración. Nuestro estudio examinó la relación entre el esfuerzo y los niveles de atención y concentración de los niños de la escuela".
Los hallazgos aparecen en la edición de marzo de la revista Medicine & Science in Sports & Exercise.
En un periodo de tres semanas, los niños recibieron tres sesiones de pruebas de 50 minutos cada una. Antes de la primera prueba, todos habían participado en alguna forma de esfuerzo físico. Antes de la segunda prueba, solo hicieron ejercicios académicos. Y la tercera vez habían participado en actividad tanto física como académica. Todas las pruebas se estructuraron para que midieran las habilidades de concentración además de la velocidad con que los niños respondían, y la calidad de sus respuestas.
Los niños tuvieron el mejor rendimiento tras la actividad física o la actividad académica, pero rindieron menos cuando ambas cosas se combinaron antes de las pruebas.
La velocidad de procesamiento aumentó en 9 por ciento tras hacer algún tipo de "ejercicio" mental y 10 por ciento tras la actividad física. Pero tras un esfuerzo combinado físico y mental, las puntuaciones de las pruebas aumentaron en apenas 4 por ciento.
De forma similar, en términos de las habilidades de concentración, la actividad mental previa a las pruebas mejoró las puntuaciones en 13 por ciento, y la actividad física 10 por ciento. Cuando se combinaron ambas, los resultados de las pruebas apenas aumentaron en 2 por ciento.
Los autores apuntaron que las puntuaciones más bajas podrían deberse a un aumento en el estrés asociado con pedir a los niños que ejercitaran tanto sus cerebros como sus cuerpos en el mismo periodo.
Gallotta señaló que "nuestros hallazgos sugieren que varios tipos de esfuerzo tienen distintas influencias beneficiosas sobre el rendimiento cognitivo inmediato de los niños escolares. Aunque se necesita más investigación, creemos que esto provee una justificación útil para el aumento de las oportunidades de actividad física en el ámbito académico".
Fuente: Medicine & Science in Sports & Exercise, March 1, 2012
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