Cada año mueren 358.000 mujeres por complicaciones del embarazo y del parto
Tres millones de recién nacidos fallecen durante la primera semana de vida
Si las mujeres dieran a luz en hospitales la mortalidad materna se reduciría
La investigación es esencial para desarrollar herramientas preventivas
Tres millones de recién nacidos fallecen durante la primera semana de vida
Si las mujeres dieran a luz en hospitales la mortalidad materna se reduciría
La investigación es esencial para desarrollar herramientas preventivas
"Si existieran políticas de salud dirigidas a que las mujeres dieran a luz en hospitales y correctamente atendidas, los índices de mortalidad materna se reducirían enormemente. Hace falta compromiso político", afirma Clara Menéndez, investigadora del Centre de Recerca de Salut Internacional de Barcelona (CRESIB), que lidera la Iniciativa en Salud Materna, Neonatal y Reproductiva de ISGlobal.
Las mujeres del África Subsahariana y del Sur de Asia son las que más riesgo tienen de morir durante el embarazo y el parto, ya que sólo en estas dos regiones se concentran el 87% de las muertes maternas. Ninguna de esas dos zonas del planeta alcanzará los Objetivos de Desarrollo del Milenio sobre la mejora de la salud infantil y materna previstos para 2015.
"Los indices de mortalidad materna y de enfermedades que afectan a la mujer son inaceptables. Cada día en el mundo 1.000 mujeres mueren por causas relacionadas con el embarazo, una cada minuto. Es necesaria una voluntad política para contar con un enfoque de género que priorice políticas que destinen más recursos y formación para la mejora de los servicios en salud reproductiva", explica Azucena Bardaji, médico investigador del grupo de Salud Materna y Reproductiva del CRESIB.
Para esta especialista, la investigación es esencial para desarrollar y evaluar nuevos tratamientos y herramientas diagnósticas y preventivas. "Todo esto podría aplicarse a la malaria, tuberculosis y VIH, enfermedades muy prevalentes en los países en vías de desarrollo", señala Bardají.
En este sentido, el ISGlobal, junto con la Organización Mundial de la Salud (OMS) y otras instituciones académicas, trabaja en la actualidad en una hoja de ruta de las prioridades de investigación en este campo. Este proyecto supone la contribución de la comunidad científica a la 'Estrategia Global de las Naciones Unidas para la Salud de Mujeres y Niños' lanzada en 2010 por el Secretario General de Naciones Unidas en respuesta al escaso progreso que registran los Objetivos del Milenio que tratan de la salud maternoinfantil.
En la actualidad, ya hay varias patologías identificadas que contribuyen al aumento de la mortalidad de las mujeres durante el embarazo. Así, las enfermedades infecciosas como el VIH/sida cada vez afectan más a las mujeres, sobre todo en el África subsahariana donde el 60% de los enfermos son mujeres. La malaria también tiene una elevada incidencia durante la gestación, siendo la primera causa de anemia grave de la mujer.
"El grupo de ISGlobal tiene una gran experiencia en malaria durante el embarazo. Las mujeres embarazadas tienen más susceptibilidad a esta enfermedad y por ello tienen más riesgo de anemia que propicia el bajo peso en niños y que es un factor crítico de supervivencia. Por eso, uno de nuestros objetivos es evaluar el tratamiento intermitente de la malaria y el impacto de las redes mosquiteras impregnadas con insecticidad en las gestantes. Sin olvidar tampoco los estudios sobre VIH, ya que estas dos enfermedades pueden potenciarse una a la otra", afirma Bardají.
Pero no sólo se trata de poner el énfasis en las enfermedades infecciosas. Un ejemplo es el cáncer cervical, el segundo cáncer más común entre las mujeres y el que más muertes genera. Cada año se producen cerca de 500.000 nuevos casos y 275.000 mujeres mueren por este motivo. El 90% de estas muertes ocurren en países en desarrollo donde las mujeres carecen de acceso a servicios de detección precoz y tratamiento.
"Existe una vacuna eficaz y es en estos países donde mayor impacto puede tener. En la aplicación de esta vacuna tiene que haber una voluntad política del país, primero para reconocer que se trata de un problema de Salud Pública, y segudo, para que eso se traduzca en la introducción de la vacuna. Esta medida tendrá un gran impacto a largo plazo, tanto en la incidencia del cáncer como en la mortalidad de la mujer", sentencia Bardají.
Fuente: elmundo.es
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