Los niños autistas con frecuencia muestran conductas desafiantes, pero una nueva investigación sugiere que los padres pueden aprender a manejar mejor los berrinches y la agresividad, lo que podría mejorar el funcionamiento general del niño.
"El entrenamiento de los padres es una de las intervenciones de tratamiento respaldadas por la evidencia en psiquiatría infantil para otras afecciones, como los niños con TDAH o los niños con trastorno desafiante oposicional", señaló el autor principal del estudio Lawrence Scahill, profesor de la Facultad de Enfermería y del Centro de Estudios Infantiles de la Universidad de Yale en New Haven, Connecticut. "Pero extrañamente, en realidad nunca se ha probado con los niños autistas o con discapacidades del desarrollo, así que tuvimos que crear nuestro propio manual".
En el estudio participaron 124 niños entre los cuatro y los trece años de edad que sufrían de un trastorno del espectro autista y de problemas conductuales graves, que incluían berrinches diarios y prolongados, agresividad y conducta de autolesión. A los niños se les recetó risperidona (Risperdal), un antipsicótico aprobado por la Administración de Drogas y Alimentos (FDA) de EE. UU. para tratar los problemas conductuales graves en los niños autistas.
La mitad de los niños y sus padres también fueron asignados a un programa estructurado de seis meses de "entrenamiento de los padres". Se pidió a los padres que identificaran las conductas más difíciles y perjudiciales y que pensaran sobre qué precedía a los incidentes y los posibles motivos de que el niño actuara de esa manera. Entonces, trabajaron con consejeros para crear estrategias para evitar los desencadenantes y ayudar al niño a responder mejor a los estresores cotidianos.
Los padres que hicieron el entrenamiento reportaron una mayor disminución en los problemas de conducta que los padres de los niños que solo tomaron el fármaco, hallaron los investigadores. Para finales del estudio, la dosis promedio de risperidona era inferior entre los niños en el grupo de entrenamiento de los padres.
"La combinación de fármacos y entrenamiento de los padres fue mejor para los berrinches, la agresividad y la autolesión", aseguró Scahill. "¿Hasta qué punto mejoró? No muchísimo, pero fue una mejora incremental en una mejora que ya era eficaz".
Los padres que recibieron el entrenamiento también reportaron mejoras en una prueba conocida como la Escala de conducta adaptativa de Vineland, que mide qué tan bien el niño realiza las actividades diarias como comunicarse, socializar, vestirse, comer en la mesa y asistir a la escuela.
Cuando se redujeron los problemas graves de conducta, como los berrinches y la agresividad, las habilidades de los niños en otras áreas mejoraron, pero la diferencia no fue estadísticamente significativa.
El autismo es un trastorno del desarrollo neural que se caracteriza por problemas con la interacción social, la comunicación verbal y no verbal, conductas e intereses restringidos, conductas repetitivas, y a veces discapacidad intelectual.
El estudio aparece en la edición de febrero de la revista Journal of the American Academy of Child & Adolescent Psychiatry.
Los investigadores planean compartir el manual con el público. El entrenamiento conlleva sesiones personales con un terapeuta de entrenamiento de padres, sesiones telefónicas y visitas domiciliarias que ocurren durante varios meses.
El Dr. Joseph Horrigan, vicepresidente asistente y director de investigación médica de Autism Speaks, dijo que estudios como este proveen más evidencia de que el entrenamiento de los padres puede ayudar a los niños y a sus familias a afrontar los problemas conductuales relacionados con el autismo.
El método es "pragmático y práctico", añadió. "Como padres, hacemos lo mejor que podemos, pero un segundo par de ojos y una opinión experta nos resultarían útiles para mejorar, y esto provee luz sobre la técnica".
También aclara que los fármacos no son la única forma de ayudar a los niños autistas, añadió.
En cualquier caso, no se debe recetar risperidona a todos los niños autistas, señalaron los expertos. El fármaco, que se usa para tratar la esquizofrenia y el trastorno bipolar, es para los niños con problemas conductuales graves que afectan su capacidad de funcionar cotidianamente de forma extrema, apuntó Scahill.
Los padres no deben creer que el término "entrenamiento de los padres" implique que estén haciendo algo mal, enfatizó Scahill. En lugar de esto, con la ayuda de un experto podrían aprender trucos para facilitar un poco sus vidas, y las de sus hijos.
"Una de las primeras cosas que digo a los padres es que no los estamos culpando", comentó. "Los niños con un trastorno del espectro autista presentan desafíos únicos para los padres. Los niños que sufren de un trastorno del espectro autista que también tienen conductas negativas presentan incluso más desafíos".
"Si un padre tiene un hijo con una afección grave como la diabetes o el asma, hay muchas cosas que tendría que aprender que otros padres no, y lo mismo sucede con los niños que tienen un trastorno del espectro autista", añadió. "No hay motivo de pensar que un padre sabría automáticamente cómo manejar estos problemas".
Fuentes: Lawrence Scahill, professor, M.S.N, Ph.D., Yale University School of Nursing and the Child Study Center, New Haven, Conn; Joseph Horrigan, M.D., assistant vice president, head, medical research, Autism Speaks, New York City; February 2012, Journal of the American Academy of Child & Adolescent Psychiatry
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