Para erradicar la tuberculosis se necesitan mejores herramientas diagnósticas, tratamientos más eficaces y una vacuna capaz de prevenir el contagio. Con este último objetivo se han unido los principales actores implicados en la lucha contra esta enfermedad para apoyar un plan de acción dirigido a acabar con esta infección respiratoria.
El 'Plan de Acción Estratégico para el Desarrollo de una Vacuna contra la Tuberculosis' cuenta con el respaldo de StopTB, la Organización Mundial de la Salud, la Fundación Bill y Melinda Gates, Aeras, TBVI, la Unión Europea y EEUU, y protagoniza un número especial en la revista'Tuberculosis'.
Esta enfermedad infecta cada año a nueve millones de personas y se cobra al menos otro millón y medio de vidas. Pero más allá de las pérdidas humanas, la tuberculosis supone también una importante carga económica en numerosos países en desarrollo, debido a que se ceba sobre todo con adultos jóvenes.
La única vacuna disponible en la actualidad (la llamada BCG, diseñada en 1925) muestra unos buenos niveles de protección en los niños, pero no resulta tan eficaz cuando los pacientes llegan a la adolescencia y la enfermedad está en su fase respiratoria, en la que resulta altamente contagiosa.
Por eso, los nuevos esfuerzos van dirigidos a diseñar una nueva terapia, más eficaz que ésta, bien por sí sola o en combinación con ella. Y para ello, como señalan los firmantes del nuevo plan de acción, "será necesaria la colaboración y coordinación de investigadores, donantes, gobiernos y otros actores". Así se expresa Lucica Ditiu, director ejecutivo de la iniciativa 'Stop Tuberculosis', que añade que "no podemos dejarnos superar por los obstáculos o los costes de desarrollar esa nueva terapia".
Y en ese objetivo, añaden, los próximos 10 años serán clave. Como ya lo ha sido en parte la pasada década, en la que la colaboración entre el sector público y privado ha permitido que echen a andar hasta 15 vacunas candidatas, actualmente ya en fase clínica.
A esas hay que sumar al menos otras dos o tres en fase preclínica, como la que se gesta desde hace dos décadas en los laboratorios de la Universidad de Zaragoza, bajo la dirección de Carlos Martín. "Se necesitan al menos 20 candidatas en fase I [en la que se comprueba su toxicidad en humanos], para que al menos 10 alcancen la fase II y de dos a tres lleguen a los últimos ensayos en humanos", señala Martín a ELMUNDO.es. "Esto es como una oposición en la que sólo pueden quedar los mejores".
"Empezamos hace 10 años con un catálogo vacío de proyectos y hemos hecho avances increíbles", señala por su parte Michael Brennan, asesor científico de Aeras, la organización estadounidense sin ánimo de lucro que encabeza la lucha contra la tuberculosis desde EEUU. "Pero tenemos que perseverar. Dada la tendencia global [de incidencia de la tuberculosis], si fallamos en el desarrollo de una nueva vacuna eficaz pondremos a mucha gente en peligro.
Fuente: elmndo.es
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