El azúcar añadido en las bebidas y comidas da cuenta de casi el 16 por ciento de las calorías consumidas por niños y adolescentes de EE. UU., informan las autoridades federales de salud.
Eso es muy superior a la recomendación diaria de no más del 15 por ciento de las calorías provenientes del azúcar y de la grasa, según un informe de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU. que aparece en la edición en línea del 29 de febrero de la revista National Center for Health Statistics Data Brief.
"Nos interesaba observar el consumo de azúcar añadido en los niños debido a la significativa prevalencia de obesidad infantil en EE. UU. y al hecho de que las directrices dietarias recomiendan que 5 a 15 por ciento de las calorías provengan de azúcares o grasas añadidas", explicó la investigadora líder Cynthia Ogden, epidemióloga del Centro Nacional de Estadísticas de Salud de los CDC.
Aunque el consumo de azúcares añadidos se redujo entre 1999 y 2008, sigue por encima de los niveles recomendados, dijo. Los chicos consumen unas 362 calorías al día de azúcar añadido, y las chicas unas 282 calorías diarias.
El consumo de azúcar también aumentó a medida que los niños crecieron, mostró el informe.
Los chicos en edad preescolar consumían 13.5 por ciento de las calorías en forma de azúcares añadidos, mientras que los chicos de 6 a 11 consumían el 16.6 por ciento de sus calorías como azúcares añadidos, y los de 12 a 19 consumían el 17.5 por ciento de sus calorías como azúcares añadidos.
Mientras tanto, las chicas en edad preescolar consumían 13 por ciento de las calorías en forma de azúcares añadidos, las chicas de 6 a 11 consumían el 15.7 por ciento de sus calorías como azúcares añadidos, y las de 12 a 19 consumían el 16.6 por ciento de sus calorías como azúcares añadidos.
En general, alrededor del 41 por ciento del azúcar añadido provenía de bebidas, y el resto de alimentos, anotó Ogden.
Los puntos más importantes del informe incluyen:
Los azúcares añadidos conforman una mayor proporción de las dietas de los niños y adolescentes blancos, en comparación con los niños y adolescentes de origen mexicano.
Los niveles de ingresos no plantearon una diferencia en la cantidad de azúcares añadidos consumidos por niños y adolescentes.
Los azúcares añadidos de los alimentos tuvieron un mayor papel que los azúcares de las bebidas.
Se consumían más azúcares añadidos en casa que fuera de casa.
Samantha Heller, dietista y nutricionista con sede en Connecticut, dijo que "estamos convirtiendo las cocinas de nuestros hogares en paraísos de comida basura".
Aunque el azúcar en sí no es malo, un exceso de azúcares añadidos aumenta el riesgo de obesidad, diabetes, triglicéridos altos, colesterol alto, enfermedad cardiaca y más, advirtió.
"La persona encargada de la comida en casa debe evaluar las opciones con muchísimo cuidado. Obviamente, la comida basura, las galletas, los postres y los refrescos son ricos en azúcar y en calorías sin valor nutritivo", señaló Heller.
Pero los azúcares añadidos se ocultan en lugares inesperados, como los refrigerios de fruta seca, el té helado instantáneo, los chips de plátano, el ponche de frutas, las cajas de mezclas para postres, las palomitas de maíz de caramelo sin grasa, los nuggets de pollo, el kétchup, la salsa de barbacoa, la salsa tártara y los aderezos de ensalada sin grasa, anotó.
Entre las formas de reducir la ingesta de azúcar se hallan comprar menos comidas procesadas listas para consumir, congeladas y empaquetadas; hornear en casa y usar menos azúcar; tener agua, leche sin grasa y agua con gas de sabores; hacer su propio aderezo de ensalada; y tener fruta fresca cortada disponible como postre y refrigerio, aconsejó Heller.
También recomendó leer la lista de ingredientes en las comidas y revisar si contienen azúcares ocultos, como: jarabe de arroz integral, dextrosa, fructosa, melaza, sacarosa, edulcorante de maíz, jarabe de cebada malteada, concentrados de jugo de fruta, glucosa, jarabe de jugo de caña y sorgo.
Otro experto, el Dr. David Katz, director del Centro de Investigación en Prevención de la Facultad de Medicina de la Universidad de Yale, dijo que "el azúcar añadido puede aumentar los niveles de insulina y la inflamación, y no provee un verdadero valor nutritivo".
Añadió que "dados los niveles notoriamente altos de obesidad y diabetes infantiles, estamos en una situación en que el azúcar ayuda a crear males de salud que luego se tienen que tratar con amargos medicamentos".
Fuentes: Cynthia L. Ogden, Ph.D., epidemiologist, National Center for Health Statistics, U.S. Centers for Disease Control and Prevention; Samantha Heller, M.S., R.D., dietitian, nutritionist, exercise physiologist and clinical nutrition coordinator, Center for Cancer Care, Griffin Hospital, Derby, Conn.; David L. Katz, M.D., M.P.H., director, Prevention Research Center, Yale University School of Medicine, New Haven, Conn.; Feb. 29, 2012,National Center for Health Statistics Data Brief, U.S. Centers for Disease Control and Prevention
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