No puede menos que ser debidamente ponderada la advertencia que acaban de formular médicos reunidos en estas jornadas en la ciudad de Buenos Aires, en el sentido de que el virus de la hepatitis C (VHC) causa en la actualidad más muertes en los Estados Unidos que el SIDA, señalando que la falta de conciencia y el desconocimiento contribuyen a que las inversiones en la prevención y en la atención de esa enfermedad sean inadecuadas.
Tal definición surgió en el curso de la IV Reunión Latinoamericana de Hepatitis que delibera en la capital federal con la presencia de unos 250 expertos de la Región, quienes decidieron transmitir las conclusiones de un estudio realizado por los Centros Para el Control y Prevención de las Enfermedades del país del Norte.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), entre 130 y 170 millones de personas en el mundo se encuentran infectadas con el virus de la hepatitis C, y más de 350 mil mueren cada año como consecuencia de enfermedades hepáticas relacionadas con la hepatitis C, un virus que se transmite principalmente a través del contacto con sangre infectada, señalaron los organizadores del encuentro de Buenos Aires.
Los especialistas enfatizan en que la falta de detección de la enfermedad lleva a que muchas de las personas infectadas sigan transmitiendo el virus sin saberlo, lo que amplía enormemente el universo de nuevos casos, entre los que se encuentran desde sus parejas, niños recién nacidos, o nuevos infectados por diversas vías, advirtieron.
Las fuentes médicas enfatizaron en que las hepatitis crónicas, tanto la B como la C, son realmente peligrosas porque en la gran mayoría de los casos son asintomáticas. Explicaron que pueden llevar a una enfermedad grave, potencialmente mortal, sin que el paciente tenga antes ningún síntoma. Como se ha dicho, estos síntomas pueden aparecer sólo cuando la enfermedad se encuentra en una fase demasiado avanzada.
Resulta por cierto justificada la preocupación de los especialistas si se repara tanto en las causas del mal como en las posibilidades reales de curación -sobre todo si se habla de la hepatitis C- en situaciones que dejan a las claras la necesidad de una intensa política sanitaria por parte del Estado, encaminada a concientizar a la población acerca de las peculiaridades específicas de este mal.
Sin embargo, no es el de la hepatitis un caso excepcional. Existen en nuestro país muchas otras enfermedades -como las de origen cardíaco, por dar sólo un caso- en las que la mayoría de los afectados ignora que está enfermo. La falta de controles sanitarios en el país, periódicos y obligatorios, explican en gran medida este fenómeno que debería ser ponderado como un gravísimo problema social.
En lo concerniente a la hepatitis, resulta clara la importancia que reviste la difusión de conceptos elementales, a través de una permanente enseñanza en torno a los cuidados previos y al comportamiento que debe observarse apenas se adviertan los signos de la afección, con el objeto de reforzar una tarea preventiva que, por ahora, es la única a la que puede recurrirse para paliar la incidencia del mal.
Fuente: eldia.com.ar
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